Este 16 de enero se conmemoró el 143 Aniversario de la Defensa de Lima, una ceremonia que rinde homenaje al Almirante francés Abel Bergasse du Petit-Thouars. El marino, quien durante la guerra del Pacífico intervino para evitar la devastación de la capital, mantuvo una estrecha amistad con la madre superiora y directora de nuestro colegio en aquel entonces: la Hna. SS. CC. Hermasie Paget.  ¿Pero qué tiene que ver una religiosa de la congregación con la guerra del Pacífico?

La historia de la ahora conocida “Salvadora de Lima” se remonta a Francia a inicios del siglo XIX. Hermasie Paget con tan solo 15 años decidió convertirse en religiosa de la congregación de los Sagrados Corazones y emprender en las misiones. Dichos viajes la trajeron al puerto del Callao en el verano de 1850 y pronto se convertiría en una espléndida profesora que velaría por una formación integral de los estudiantes, es decir, tanto en lo moral como en lo intelectual. Su labor como educadora fue reconocido por el Concejo Departamental de Lima al ser galardonada con el Diploma de Oro a la mejor Maestra de la República en 1877.

Por su parte, el Almirante francés Abel Bergasse du Petit-Thouars había llegado al territorio peruano con su buque, la corbeta blindada “Victorieuse”,  ya que era común que tropas extranjeras prestaran su ayuda en este tipo de conflictos. Al encontrarse tan lejos de su patria, encontró en el colegio un lugar donde podía compartir con sus compatriotas francesas, las religiosas de los Sagrados Corazones. Es así como Hermasie Paget, Directora de la Institución y Petit Thours empiezan a entablar una entrañable amistad. 

Hermasie Paget abrazó al Perú como su segunda patria, por eso empezada la Guerra con Chile a finales de la década sintió un profundo dolor y buscó la forma de ayudar a los más necesitados. De esta manera, nuestro colegio se convirtió en un refugio para las familias que habían sufrido los estragos de la guerra. 

Lastimosamente, el panorama no se veía muy alentador y el Almirante le ofreció a la Hermana y demás religiosas retornar a Francia, pero ellas se negaron, debían proteger a los menos afortunados. Petit Thours en medio de su viaje tiene pesadillas que interpreta como una señal de auxilio por parte de sus compatriotas en el Perú. De inmediato emprende su viaje de retorno a nuestro país  y encuentra la ciudad casi devastada. La madre Hermasie ve en él esperanza y le pide que interceda con los superiores del ejército chileno para obtener una pacífica ocupación de la ciudad. Afortunadamente, esta negociación fue exitosa y se evitó la pérdida de más vidas y recursos. Debido a esto es que la Madre Hermasie Paget es conocida como “La Salvadora de Lima”.